Pantallas, redes sociales y salud mental en jóvenes

redes sociales y salud mental en jóvenes

Hoy hablamos sobre las pantallas, redes sociales y salud mental en jóvenes

Tenemos delante un reto enorme. El tema de las pantallas en la infancia da para mucho… Y aunque en un artículo no podemos recoger toda la información que nos gustaría, ya que sería interminable, vamos a ver lo más importante, ¿Te interesa? Si tienes hijos o hijas, seguro que sí. Vamos.

Vivimos en un mundo cada vez más conectado. Donde los móviles, las tablets, los videojuegos y las redes sociales forman parte del día a día de niños, niñas y adolescentes. Pero, ¿Cómo afecta realmente este entorno digital a su bienestar emocional? En UAD Aragón, desde nuestra experiencia como psicólogos en Zaragoza, sabemos que no se trata de demonizar las pantallas, sino de aprender a convivir con ellas de una forma saludable.

Queremos ayudarte a comprender mejor cómo influyen las pantallas en la salud mental de los más pequeños. Así como qué puedes hacer como madre, padre o tutor para establecer límites sanos. Y por último, saber cómo actuar si empiezas a notar señales de malestar emocional en relación con el uso de las redes.

Área de psicología

Efectos positivos y negativos del uso de pantallas

Ante todo, algo importante. Ni todas las pantallas son iguales, ni su uso siempre es negativo. De hecho, si se utilizan con moderación y de forma adaptada a la edad, aportan cosas positivas. El equilibrio, que tanto cuesta encontrar, es la clave.

Efectos positivos

  • Acceso al conocimiento. Internet ofrece una cantidad inmensa de información útil para aprender, investigar o desarrollar nuevas habilidades.
  • Conexión con otros. En especial para adolescentes, las redes sociales y plataformas digitales pueden ayudarles a sentirse acompañados, compartir intereses y reforzar su identidad.
  • Herramientas creativas. Muchos jóvenes utilizan el entorno digital para expresarse a través del arte, la música o la escritura.

 

Pero también hay una cara menos amable

  • Aumento del sedentarismo. Pasar muchas horas frente a una pantalla puede reducir la actividad física, lo que afecta al estado de ánimo y al descanso.
  • Alteraciones del sueño. La exposición a la luz azul, sobre todo por la noche, altera los ritmos circadianos.
  • Aislamiento social. Paradójicamente, cuanto más conectados están online, menos presentes pueden estar en sus relaciones reales.
  • Comparación constante. En redes sociales, la comparación con otros y la búsqueda de validación externa pueden provocar inseguridad, baja autoestima y ansiedad.

Cómo establecer límites saludables para los dispositivos

Poner límites no es sinónimo de prohibir. Es enseñar a nuestros hijos e hijas a usar la tecnología con responsabilidad. Y para eso, como en todo, lo que mejor resultado da es educar desde el ejemplo y con coherencia.

Te dejamos algunas recomendaciones que te pueden ser de ayuda.

 

  • Establece tiempos concretos para el uso de pantallas. Por ejemplo, entre semana limitarlo a determinadas franjas horarias y dejar más libertad el fin de semana.
  • Crea zonas libres de pantallas. El comedor o el dormitorio, por ejemplo, pueden ser espacios para desconectar.
  • Fomenta otras actividades. Deporte, lectura, juegos al aire libre o actividades en familia. Cuantas más alternativas tengan, menos necesitarán las pantallas para entretenerse.
  • Acompaña en el uso. En especial en edades tempranas, es clave que sepas qué contenidos consumen, con quién hablan o a qué juegos juegan.
  • Sé flexible, pero firme. Habrá momentos en que pidan más tiempo o usen la tecnología por razones académicas o sociales. Escúchales, pero mantén los acuerdos.

 

Según las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría, lo ideal es evitar por completo el uso de pantallas en menores de 6 años. Y a partir de esa edad, no superar 1 hora al día de pantallas.  Igualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS), aconseja que los niños menores de 2 años no pasen tiempo frente a pantallas y que aquellos entre 2 y 4 años no excedan una hora diaria.

Otras actividades se están dejando de lado. Crear buenos hábitos desde pequeños marca la diferencia en su desarrollo emocional y mental.

Si necesitas ayuda, en UAD Aragón trabajamos con las familias para ayudarles a crear rutinas digitales saludables que se adapten a cada etapa evolutiva.

La relación entre redes sociales y ansiedad en adolescentes

Las redes sociales tienen un impacto cada vez mayor en la salud emocional. No solo son un canal de comunicación, para conectar con personas de otras partes del mundo y con las que tenemos cerca. También se han convertido en un escenario donde se construye, y muchas veces se pone a prueba, la identidad.

¿Cómo influyen las redes sociales en la ansiedad?

 

  • Presión por encajar. Los likes, los comentarios o los seguidores se convierten en medidores de autoestima.
  • Miedo a quedarse fuera. Lo que se conoce como FOMO (“Fear of Missing Out”) genera una sensación constante de tener que estar al tanto de todo.
  • Las burlas, insultos o exclusiones online pueden tener un impacto psicológico muy profundo.
  • Autoimagen distorsionada. Las comparaciones con influencers o amigos pueden generar frustración y un deseo permanente de cambiar el propio cuerpo o estilo de vida.

Lo preocupante es que, muchas veces, este malestar no se expresa con palabras, sino con síntomas. Entre ellos la irritabilidad, cambios en el sueño, bajada en el rendimiento escolar o necesidad constante de estar conectados.

Por eso, si detectas alguno de estos comportamientos, no lo dejes pasar. Habla con tu hijo o hija, escucha sin juzgar, y si lo necesitas, pide apoyo profesional. En UAD Aragón tenemos experiencia acompañando a adolescentes en este tipo de procesos.

Herramientas para padres: control y equilibrio digital

Cada familia es un mundo. Y hay muchas formas de hacer bien las cosas, y a cada familia nos funciona una cosa. Pero contar con estos sencillos consejos, sobre todo para esos momentos en los que te puedes sentir perdido y no saber qué hacer, te puede ayudar.

Entendemos que no siempre es fácil poner normas, sobre todo cuando los dispositivos forman parte del ocio, del estudio e incluso de la vida social. Pero sí es posible acompañar sin controlar, y marcar límites sin generar conflictos constantes. Aquí tienes algunas claves:

 

  • Acordad normas juntos. Involucrarles en la creación de reglas ayuda a que las respeten con más facilidad.
  • Aplicaciones de control parental. Algunas herramientas permiten supervisar tiempos de uso, bloquear contenidos o establecer horarios sin ser invasivos.
  • Charlas familiares sobre tecnología. Preguntar qué redes usan, qué les gusta de ellas o si han tenido alguna experiencia incómoda, abre el diálogo y fortalece la confianza.
  • Normaliza los descansos digitales. Proponles pequeños retos como pasar un día sin redes o hacer una tarde sin pantallas en familia.
  • Fomenta una relación positiva con la tecnología. Mostrar sus ventajas y enseñarles a usarla como herramienta, no como refugio, es uno de los mejores regalos que puedes darles.

 

El objetivo no es eliminar las pantallas, sino aprender a convivir con ellas sin que se conviertan en el centro de la vida de nuestros hijos e hijas.

Si notas que tu hijo o hija muestra cambios emocionales o de comportamiento, y crees que las pantallas han influido en este cambio. O si tienes dudas sobre cómo establecer normas o gestionar conflictos por el uso de pantallas, podemos ayudarte. Puedes concertar una cita con nuestro equipo de psicólogos especializados en infancia y adolescencia.